Mi duro corazón las piedras choca;
hirvientes nubes de agria arena vuelan;
mi mala fuerza me hunde y me trastoca;
llorando mi alma sufre y se desvela.
Si cántaros de fé bebiera orando
se iría mi temor, ¡ay!, a la vida;
mas soy debil bebé que anda llorando
en busca de una madre a por comida.
De pronto en el recuerdo me aparecen
Nimai Pandit, Sacimata y Vishnupriya.
¡Qué dulce eran sus tratos, qué poesía!
La flor de la bondad en mi alma crece,
mi helado corazón se despabila;
lo ablanda Madre Saci en su agonía.
martes, 22 de septiembre de 2009
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