Fuente del agua y el sol

Es hora de ir al campo,
me voy
del humo ya estoy harto,
me voy
pues quiero conocerte,
a Tí,
que eres transparente.

Ya no quiero ir al cine,
me voy,
ni al super ni al boliche,
me voy,
violetas son mi musa,
adios mente confusa.

Fuente del agua y el sol,
paz inmaculada,
tus ojos de loto.

Cansado de estar solo,
me voy,
en medio de millones,
me voy,
hoy busco tres amigos,
que estén siempre conmigo.

Allí donde está el trigo,
me voy,
magnolias y alcanfores,
me voy,
no es obra del humano,
por eso es bello y sano.

Fuente del agua y el sol,
paz inmaculada,
tus ojos de loto.

Cantarle al que está en todo;
esa será mi tarea.
Contarles a los que quedan
que existe un mundo sin niebla.
Llevármelos de paseo
y mostrarles su forma eterna.

Fuente del agua y el sol,
paz inmaculada,
tus ojos de loto.

EN BUSQUEDA DEL DORADO

Aquí queremos honrar
a un sabio tan bondadoso
que tuvo el gesto amoroso
de alumbrar con su mirada
este campo tan fangoso:
¡viva Srila Prabhupada!

Más de un siglo atrás nacía
este santo de primera;
y tras una larga espera
al fin completó su hazaña:
quebrar todas las fronteras
con la luz del gran Caitanya.

¡Ay de ti, pobre planeta!
¡la gente está como loca
buscando guita, sexo y coca!,
(y también tranquilidad…)
Pero ¡cruda es la verdad:
todo el mundo se desboca!

Swami Srila Prabhupada
reveló un conocimiento
tan brillante no les miento
que cualquiera que lo quiera
cambiará su vida entera
y aquí nadie queda exento.

Lo que el Swami nos mostró
es la cara luminosa
de una moneda valiosa
que lleva del otro lado
el mito de la preciosa
ciudad perdida de El Dorado

¡Y toda la sociedad
anda en búsqueda de El Dorado
ansiando oro apilado
sin conocer que la ganga
es el regalo cantado
que trajo el Señor Gauranga!

Quinientos años atrás
la Tierra se estremeció
y en Europa se creyó
que allá por las Indias había
un mundo de fantasía
y a buscarlo se lanzó.

Lo cierto es que aquella vez
no pudieron hallar nada:
no intuyeron la bajada
refulgente y salvadora
-bailaora y cantaora-
del Señor de Su morada.

Tras su piel de color oro
Clara y pura como el sol,
Krishna –Dios- apareció,
Y en el cuerpo de un devoto
Le enseñó a la población
El aroma de los lotos.

Prabhupada fue tan fiel
al legado sin igual
a este dorado avatar
que esta tarde en su memoria
¡y para que aumente su gloria!,
nos pondremos a cantar...

Hare Krishna Hare Krishna
Krishna Krishna Hare Hare
Hare Rama Hare Rama
Rama Rama Hare Hare

INVOCACION

Como una hormiga colorada
tratando de montar un elefante;
o una avispa perturbada
queriendo controlar el viento errante...

como una niña ilusionada
con comprar con dos monedas un diamante;
o una mosca preocupada
por del sol apagar su luz brillante...

asi yo, con mi cara descarada
pretendo, -mirenmé, ¡ay, qué pedante!-
escribir y describir como si nada
quién es Krishna y enseñarlo al ignorante.

Por favor, yo les pido, camaradas,
sean pacientes, sean tolerantes.
Tal vez algún día Prabhupada
manifieste la verdad a este farsante.